Resumen:
La filosofía surge como un intento por tratar de entender cómo funciona el universo, también busca comprender qué es el ser humano frente a ese universo, y cómo debe actuar en su propio entorno natural y social. De esta manera surgen las primeras disciplinas filosóficas en la antigua Grecia, como la Cosmología, la Antropología, la Teodicea y la Ética. Cada una de ellas con sus propios objetos de estudio, pero todas compartiendo los mismos propósitos, entender el funcionamiento de la naturaleza, e interpretar correctamente aquello que está oculto a los sentidos, pero descubierto a la razón humana.
Los filósofos, tanto presocráticos como los de la época dorada de los griegos, Sócrates, Platón y Aristóteles, buscaban entender el universo para saber también cómo actuar social y éticamente en el entorno propiamente humano. Ahí encontramos las primeras manifestaciones de una filosofía aplicada a la realidad humana, no se trataba simplemente de especular sobre la naturaleza de los grandes temas, sino se buscaba también mejorar el comportamiento humano desde el punto de vista ético, político y social.
Uno de los grandes temas de la filosofía en todos los tiempos, es el del ser absoluto. Ese ser, al que se le atribuyen todas aquellas cosas que no podemos entender, pero que intuimos que están ahí, porque hay huellas en el universo de su presencia. Se busca llegar a él, desde lo racional a través de la filosofía, pero no se puede dejar de lado ese acto humano que también intenta descubrirlo y acercarlo a la tierra, y de una forma especial a la vida personal del hombre; hablamos de la fe. La fe como un acto humano, que con el auxilio de la filosofía le da sentido a todo aquello que no tiene una explicación que se apegue totalmente a la razón humana, y que sin embargo ahí está presente, para cubrir las aspiraciones humanas más trascendentales, aquellas que buscan y aspiran a lo divino, desde la propia naturaleza humana. La fe, aunque es una creencia, puede ser ciega o racional, lo ideal es que sea racional, es decir, que quien cree en algo o en alguien sepa por qué lo hace y con qué elementos le da soporte a ese acto humano llamado fe.
